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Quítale la “p” a la prisa y ríete

Corazon Tierra

¿Te has encontrado alguna vez en una situación extremadamente ridícula porque ibas de prisa? Yo sí. Cuando padecía de anorexia la prisa era uno de los monstruos que me acompaññaba constantemente. Se encargaba de mantenerme ausente de mí misma, fuera de la presencia de mi cuerpo. Luego aprendi a vivir con calma y a recibir el momento presente. Entonces la prisa quedó fuera de mi vida.

Sin embargo, de vez en cuando, a pesar de que sigo lealmente el principio de la calma, el monstruo de la prisa se aparece, hace malabarismos conmigo y me pone en situaciones bien ridículas. Hace un par de años me encontré tratando de subir por una escalera eléctrica que iba en dirección opuesta (o sea que iba bajando, no subiendo).

Era un día frío en la ciudad de Nueva York. Salí con una amiga rumbo al cine a ver el estreno de la película El laberinto del Fauno. Salimos 20 minutos más tarde de lo que mi mente habia planificado, sin embargo, todavía teníamos sufiente tiempo para llegar a tiempo.  Pero mi mente no lo percibía así. El mosntruo de la prisa empezó a apoderarse de mí. Se metió en mi plexo solar donde empezó a palpitar como un reloj acelerado.

En mi mente se repetían deseseperadamente los siguientes pensamientos: “Vamos a llegar tarde. El autobús se nos va a pasar y tendremos que esperar media hora por el próximo”. Pero cuando el autobús llegó y nos montamos en él a tiempo la mente continuó pensando: “Nos vamos a quedar atascadas en el tapón y tardaremos una hora en llegar”. Pero cuando no pasó eso y el autobús siguió su rumbo sin nungun problema mi mente empezó a pensar: “Vamos a llegar tarde de todos modos. El tiempo se esfuma y cuando lleguemos ya no habrán asientos. Y si hay asientos entonces nos vamos a perder la mitad de la película”.

Cuando me bajé del autobús tuve que hacer un esfuerzo para no salir corriendo como una mujer desesperada. También tuve que hacer muchos esfuerzos para no ajorar a mi amiga. Pero de vez en cuando se me escapaban mis pensamientos porque percibía que ella, quien no tenía ninguna prisa, iba a paso de tortuga.

Cuando entré al  cine la desesperación se apoderó de mí. Dejé de pensar cuerdamente y me lancé corriendo en la primera escalera eléctrica que se apareció en mi camino. Intenté subir, pero daba un paso tras otro paso y mi cuerpo no avanzaba hacia adelante. Entonces escuché la voz de mi amiga lejana diciendo: “Corazón, ¿qué estás haciendo? Fíjate bien en lo que estás haicendo”. Su voz irrumpió en el universo en que me encontraba sumergida como una ráfaga de luz. Desperté del trance y entonces finalmente me di cuenta que estaba intentado subir por una escalera que iba en dirección opuesta.

Al ver la exagerada situación no me quedó más remedio que reírme a carcajadas de mí misma. Me di cuenta que la vida me estaba hablando y me decía: “La prisa no te adelanta ni te lleva a ninguna parte sólo te lleva en dirección opuesta”.

Amiga mía, sanar el hábito de la prisa puede ser un proceso bien profundo. Sin embargo, podemos empezar ese proceso haciéndonos esta sencilla pregunta: ¿Estoy tratando de subir por una escalera que va en dirección opuesta a mi destino? Si la respuesta es “Sí” quítale la “p” a la prisa y ríete a carcajadas.

También puedes descubrir algunas maneras sencillas de detener la carrera de la prisa y evitar el estrés, aquí.

3 respuestas

  1. jaja muy buena istoria, una amiga mia me platico que un dia andando en las tiendas estaba tan apurada que no se fijo que avia una puerta de cristal y en lugar de parar y abrir la puerta se paso derecho y choco con el cristal dice que le dolio mucho pero en ese momento vio a una senora que estaba aciendo todo lo posible para no reirse pero ella voltio y le dijo que le dava permiso de reirse de ella y la senora solto una carcajada que toda la tienda la escucho y desde entonces mi amiga siempre se fija muy bien cuando ay puertas de cristal

    • Beatriz, gracias por hacerme reír con la hsitoria de tu amiga. En esas situaciones siempre es mejor reírse y luego escuchar lo que la vida nos está diciendo con la situación. En el caso de las escaleras eléctricas la vida me estaba diciendo que dejara de correr porque correr solamente me llevaría a la dirección contraria. Me pregunto que lección aprendió tu amiga con la puerta de cristal.

  2. […] Quítale la “p” a la prisa y ríete Ríete de ti misma cuando caes en las trampas de la prisa y escucha lo que te dice la vida. CuerpoAdentro […]

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